Barcelona, una ciudad en la que según el Observatori del turisme de Barcelona, el 2024 la ciudad condal recibió un total de 15,6 millones de turistas + 10,5 millones en la región de Barcelona, la plataforma de información estadística cierra con datos anuales la visita total de 26,1 millones de personas.
Los que vivimos en esta ciudad, más los que trabajamos en Barcelona en el mundo de la hostelería, deberíamos o ya estamos acostumbrados a compartir los espacios gastronómicos y de ocio con estos visitantes, ávidos de saborear y disfrutar de nuestra dieta mediterránea, de nuestros platillos, de nuestras tapas, de nuestras cervezas, de nuestros vinos… De nuestra cultura, en general. ¡Bien! Los que vivimos y trabajamos en ella, tenemos (al menos) dos opciones: Disfrutarla o estar en contra de estas visitas, y por lo tanto no disfrutarla, como si esta ciudad no fuera para nosotros.
Estoy completamente de acuerdo con ese 61,5% de barceloneses, que según el periódico Público,«se está cerca del límite en la llegada de turistas.» Y es que, estar rodeado todo el día de turistas, es bastante molesto. Como habitante de Barcelona, hacer tu día normal, ir y venir, con necesidad (o no) de ir más rápido por mil cosas, cruzar calles como la calle Montcada con dos de los museos más visitados de la ciudad donde están grupos y familias y apelotonadas preguntándose por donde entrar, si entrar o no, qué es ese sitio, si tal y cual… Obstaculizando el paso a los que en ese momento no estamos «pelando la pava»… ¡Es una mierda!
Parece natural llegar a la siguiente pregunta ¿Qué pasa cuando quieres ir a un restaurante en pleno centro de Barcelona? ¿Cuántas veces alguien habla de un restaurante o bar refiriéndose a éste como un restaurante para guiris?
¿Perdona? ¿Qué significa un bar para guiris? ¿Es que no podemos vivir rodeados de extranjeros? ¿Les llamamos guiris solo a los que hablan en inglés o también a los que vienen de otras partes de Esapaña, con lo que también son turistas pero hablan nuestro idioma?
Cuando vas a un restaurante, cuando tienes una reserva en un restaurante… ¿Tanto importa que los que están esperando, como tú, hablen un idioma u otro? Como diría Belén Esteban: ¡Pregunto! ¿De verdad cuando visitamos restaurantes con nuestros amigos, familiares, parejas necesitamos que los demás asistentes hablen nuestro mismo idoma? ¿Con cuánta gente random hablamos en la visita de un local a la hora de ir a cenar?
Si pretendemos escuchar las conversaciones de los demás, lo entenderla a la perfección… ¿Tanto nos molesta que esas personas NO sean del mismo país o ciudad que nosotros? ¿Cuántas amistades salen de un encuentro fortuíto en un restaurante donde todos los asistentes hablan español? ¿Qué nos molesta exactamente al referirnos a sitios como un sitio para guiris? ¡Pregunto! (de nuevo a lo Belén Esteban)
¿Cuándo vamos a superar esto?
¿Qué c*ñ* es muy de guiris? ¿Qué tanto por ciento de turistas extranjeros debería recibir un restaurante para poder decir si está encaminado a los guiris o no lo está?
¿Crees que no te van a dejar entrar al ser local?
¿Crees que les pareces menos que un extranjero?
Y después de todas estas preguntas, me sale una más importante todavía ¿Tantos problemas de autoestima tenemos los autóctonos?
Sinceramente ¡No compro ninguna! Creo que somos una gran ciudad, posiblemente «tomada» por turistas y -entiendo- no muy cómoda porque los espacios personales se van reduciendo. Pero, creo que deberíamos levantar una gran lanza sobre todo para los hosteleros, camareros y camareras que la mayoría hacen un gran esfuerzo para estar a la altura de todos sus visitantes, hablando de dos a tres idiomas e intentado dar lo mejor que pueden, y creo que lo consiguen.
Seguro que volveré a escuchar estas expresiones miles de veces, como ya lo he hecho. Y al contrario que muchas veces en las que he entrado al debate, justamente con todo lo que acabo de mencionar… Me la sudará, porque bastante tengo con cruzar calles como calle Montcada sin llegar a la conclusión que es una calle para guiris.
* Artículo del Observatori del turisme de Barcelona La mayoría de turistas del destino Barcelona viajaron por motivos de ocio en diciembre.
* Artículo de Público Los aspectos más negativos del turismo en Barcelona: masificación y encarecimiento de la vivienda.
* Artículo de La Vanguardia El Picasso, el museo municipal más visitado de Barcelona, con 800.000 personas